El camión GMC de 2 ½ toneladas fue producido en un gran número de unidades y se puede considerar como la columna vertebral de la logística del ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial. Destacaba por su estructura robusta y confiable, que encontraba su punto fuerte en su excelente desempeño todo terreno gracias a sus seis ruedas motrices y al diseño efectivo de sus suspensiones. Se fabricaron numerosas variantes, además de las versiones más comunes de carga con cabina abierta o cerrada, de largo o corto alcance. También se desarrollaron configuraciones específicas, algunas de ellas creadas directamente “en el campo”, para usos más específicos y concretos. Su papel fue crucial para satisfacer las exigentes necesidades logísticas posteriores a las primeras etapas del desembarco en Normandía, facilitando el transporte y movimiento de grandes cantidades de tropas y materiales.
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