El FW 190D fue la versión final producida en masa de la compañía Focke-Wulf, que vio muchas variantes diferentes en armamento y motores utilizados.
Aunque la versión del Fw 190 equipada con un motor en línea a menudo se considera un diseño de finales de la guerra, su historia en realidad se remonta a años anteriores y sigue una dirección natural en el desarrollo de la máquina. Ya en 1941 era evidente que los cazas alemanes tendrían que enfrentarse a los bombarderos aliados equipados con motores turboalimentados capaces de mantener una alta potencia a altitudes superiores a los 6000 metros. El diseñador de aviones Kurk Tank se dió cuenta de que los Aliados estaban adquiriendo rápidamente la ventaja técnica y comenzó a buscar un contrato con el Ministerio del Aire para desarrollar versiones que mantuvieran sus características de combate a mayores altitudes.
Las pruebas iniciales con un motor radial (Fw 190B) no fueron prometedoras y la atención se centró rapidamente en los motores en línea (Fw 190C con motor DB603) que tampoco cuajaron y se quedaron en la etapa de prototipo. Al final, los avances en el desarrollo del motor Junkers Jumo 213 dieron esperanzas de un caza que finalmente pudiera igualar a los diseños más avanzados del enemigo.
El primer prototipo con el nuevo motor se construyó en septiembre de 1942.Las pruebas de vuelo mostraron que el nuevo motor desplazaba demasiado hacia adelante el centro de gravedad, lo que causaba que el avión fuera inestable en vuelo.. Para compensar el desplazamiento del centro de gravedad, se alargó la cola insertando una nueva sección en el fuselaje justo delante del plano de cola. Las pruebas adicionales de los prototipos en la nueva configuración tardaron dos años más y el caza equipado con el motor Jumo 213A producido en serie con un sobrealimentador mecánico de dos etapas y dos velocidades se puso en producción en serie en agosto de 1944 como la versión D-9. Así nació la leyenda.
Se estima que se produjeron entre 1500 y 1700 máquinas de la versión D en todas las fábricas y sucursales de producción. De ellas, alrededor de 900 fueron entregadas a la Luftwaffe, pero debido a la situación caótica en los últimos meses de la guerra, aún menos llegaron al campo de batalla.
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