El cañón de 75 mm francés fue la pieza de artillería más representativa de este país durante la Primera Guerra Mundial. Se desarrollo en el año 1897 y estaba pensado como una pieza de artillería de disparo rápido que pudiera contener el asalto de las tropas enemigas en campo abierto.
El 75, como era comúnmente llamado por los soldados franceses, está considerada como una de las primeras piezas de artillería moderna, su sistema de retroceso y absorción de la energía del disparo, hacían que este no se moviera de su sitio y que no fuera necesario apuntar después de cada disparo, lo que ahorraba tiempo y mejoraba la eficacia del arma.
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