A principios de 1915, el mando aliado de la Entente decidió llevar a cabo una operación naval en el estrecho de los Dardanelos. El autor del plan fue el Primer Lord del Almirantazgo, Winston Churchill, y el objetivo era capturar los Dardanelos y abrirse paso hacia Estambul. Según el plan inicial, este objetivo debía lograrse únicamente mediante el uso de buques de guerra. Se esperaba que estos buques destruyeran las fortificaciones y baterías costeras, lo que obligaría a las fuerzas terrestres turcas a retirarse tierra adentro. Sin embargo, todo no salió según lo planeado, y en abril de 1915, los Aliados se vieron obligados a iniciar una operación de desembarco.
A costa de pérdidas significativas, lograron capturar un pequeño tramo de tierra en el estrecho, pero la fuerte resistencia del ejército turco no les permitió desarrollar más éxitos. A finales de agosto de 1915, quedó claro que la operación había fracasado, y se tomó la decisión de evacuar las unidades terrestres aliadas. Las últimas unidades militares fueron evacuadas en el invierno de 1916. Las pérdidas del Imperio Británico en esta campaña ascendieron a 113,000 soldados, mientras que el ejército turco perdió alrededor de 250,000 soldados.
Este fracaso tuvo profundas repercusiones estratégicas y políticas. La operación de los Dardanelos debilitó la moral aliada y reforzó la resistencia turca, convirtiéndose en una de las campañas más costosas y controversiales de la Primera Guerra Mundial. La retirada aliada marcó el fin de una ambiciosa pero mal ejecutada estrategia que tuvo un impacto duradero en el curso del conflicto.
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